No sabemos si el sábado levantará su última copa con el FC Barcelona, el título de Liga, ya que para ello el cuadro culé tendrá que ganar al Atlético de Madrid. Lo que sí está claro es que este encuentro será, pase lo que pase, la despedida de Carles Puyol del club de su vida, aunque el capitán no estará sobre el terreno de juego.
Este mediodía la entidad catalana ha organizado un acto para homenajear al central, uno de los mejores de la historia del club. Ha sido el encargado de levantar las copas en los años más exitosos de toda la historia de esta escuadra, pero si se ha ganado el cariño de los aficionados es gracias a su esfuerzo en el campo.
A sus 36 años decide colgar las botas, ya que las lesiones le han impedido rendir a su mejor nivel, y aunque no descarta volver a jugar en el futuro, por ahora se centrará en recuperar su rodilla. Se va todo un símbolo del club, un hombre que ha desarrollado toda su carrera deportiva en este conjunto, por el que ha dado todo lo que tenía.
Se va también uno de los pilares de la Selección Española que ha ganado todo en los últimos años. Su golazo de cabeza a Alemania siempre se recordará, ya que ha sido uno de los más importantes de la historia de nuestro fútbol.
Emocionado, el jugador ha explicado los motivos de su decisión: «Es un momento muy difícil para mi. Estoy muy emocionado. Intentare disfrutarlo, no será fácil porque la gente que me conoce sabe que no soy mucho de hablar. Voy a intentar explicaros lo que siento. Mis problemas de rodilla han persistido, he hecho todo lo que he podido pero mi carrera en el Barça se acabará el 30 de junio. Hemos intentado buscar la solución y no lo hemos encontrado, pero no bajo los brazos y seguiré intentándolo ahora sin la presión de tener que jugar. Si de pequeño me hubiesen dicho que tendría esta carrera no me lo habría creído. He vivido el sueño de miles de niños. Soy un privilegiado».
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